Por Ricardo Bustos
Lamentablemente, para usted, sus amados hijos y la banda que integró el entorno político y social de toda su familia, esta, no es solo la letra de un tango.
¿Recuerda señora aquellos, sus días de gloria ficticia comprada con dinero del pueblo?
Mire a donde ha llegado hoy. Un juez de la nación la ha procesado, embargado y prohibido la salida del país como a cualquiera de los mortales que están en problemas con la Ley. No se que grado de culpabilidad tendrá usted en medio de tanta maraña de corrupción generalizada, pero estoy seguro que sabía y mucho de lo que ocurría en su entorno, porque durante su gestión nadie podía hacer algo bueno o malo sin que usted lo autorizara y prueba de ello hemos tenido en la infinidad de discursos por cadena nacional cuando retaba a todos los funcionarios dejándolos peor que un felpudo lleno de mugre.
A usted «no le interesaba la unidad nacional para volver atrás, para no ocuparse de los pobres».
Cada vez que veíamos la bandera argentina en las pantallas del televisor, al mejor estilo de Hugo Chávez o Nicolás Maduro, nosotros, el pueblo argentino, el mismo que habiendo o no votado su programa político, esperaba que sus palabras tuvieran un sabor menos amargo para combatir la angustia de tantos años de desgobierno, soberbia y actitud dictatorial. Nadie en nuestra amada nación, cuestionaba su investidura o la de su extinto esposo, aún después de declarar que vuestra gestión política se parecía a la Revolución de mayo de 1810. Ridículas expresiones que no podían ser refutadas por obvias razones.
Estoy seguro que hoy, en el anonimato de sus solitarios días frente a la computadora y con la única vía de comunicación de las redes sociales, recuerda aquellos días de artista de cine al mejor estilo de Hollywood.
Quizá usted aún no bajó al llano todavía para convencerse que los doce años de gestión kirchnerista no han torcido ningún destino a favor del país. Guste o no, el incendio ya lo había apagado quien les entregó un gobierno en bandeja y después se arrepintió cuando ya era tarde.
Usted señora, discriminaba «literalmente» al pueblo, por su raza, color o condición social ya que mientras desde las tribunas combatía al neoliberalismo y a la clase dirigente gorila de derecha, sus armarios se caían repletos de ropa, carteras o zapatos al mejor estilo de Imelda, la esposa de Ferdinand Marcos, quien durante 21 años, sometió al pueblo filipino con hambre y dolor, cayendo luego en desgracia porque todo se paga en este mundo y es mas, hay quienes aseguran que hay dos infiernos, uno el que no conocemos hasta que nos llegue la hora y el otro el que nos golpea mas fuerte cuando hicimos algo que no debíamos y tenemos que rendir cuentas cada día ante una sociedad que no nos perdonará jamás por los delitos cometidos.
¿De qué amor hablaba cuando se refería a que «había que apelar al amor, al amor por el otro, el que dice que ama a Dios y no se ocupa del prójimo es mentiroso?»…
Y ¿por casa cómo andábamos respetada señora?. En su gestión, no prestaba oídos a quienes deseaban le vaya muy bien porque de lo contrario el país se convertiría en un caos.
Los argentinos, a quienes hablaba por cadena nacional y miraba desde lo alto en vuelo de avión o helicóptero y un poco mas cerca desde un palco, no querían dividir a nadie, porque si usted hubiera pisado el barro de los barrios humildes del país, se hubiera dado cuenta que los vecinos estaban muy unidos luchando a brazo partido para no caer en el pozo al que nos iba llevando la gestión que usted decía, era brillante.
Señora, un día de la Patria nos pidió perdón por su estilo y forma de hablar y muchos le creímos, pero al otro día todo siguió como siempre, con la misma altanería, profundizando el «vamos por todo» en cada encuentro con sus militantes o en la Legislatura Nacional donde funcionaba la gran Escribanía del modelo.
Si de algo estoy seguro hoy es que La Cámpora, no volverá a ocupar lugares estratégicos de decisión en el Estado Nacional porque nosotros ya nos hemos quemado con fuego muchas veces y nuestra piel no aguanta mas. Hoy sabemos, por motivos obvios, que la Plaza de Mayo no tiene dueño. La patria no debe ser peronista, radical, socialista, comunista o de derecha e izquierda.
Todavía queda por resolver en nuestra historia política, el problema que representa para miles de afiliados a los gremios, tener que aceptar que las centrales Obreras responden a una ideología y partido y quien así no lo entienda, jamás tendrá posibilidad alguna de participar en elecciones para acceder a un cargo.
Una democracia con dictadores jamás triunfó en alguna parte del mundo y como ejemplo fresco tenemos a Venezuela donde su presidente y el grupo que lo asesora, están cayendo al precipicio de la política corrupta.
¿Sabe señora? …no soy un hombre de cómoda condición económica, es más, si no fuera por el afecto de mis hijos, hoy estaría comiendo de los tachos de basura en algún restaurante de Puerto Madero, esos que usted y sus aliados conocen muy bien porque en ese barrio viven. Hace un año espero la resolución de Anses para poder acceder a la jubilación mínima, mire con que me conformo en esta juventud acelerada que me acompaña hace años y créame que no es un reclamo o queja, es simplemente ponerme en la piel de tantos ciudadanos que, como yo, sienten amor por el país y pretenden que las generaciones venideras tengan las posibilidades que nosotros, esos que usted no incluía en sus discursos de barricada, puedan tener…sin necesidad de mendigar.
Dios le de salud, fortaleza de espíritu y claridad en estos difíciles momentos que deberá vivir, afrontando con la frente alta, todos los juicios y posibles condenas por actos reñidos con la democracia a instancias de los dineros del pueblo…los nuestros.
En lo personal, no participo de actividad política alguna, pero usted sí y estoy seguro conocerá este pensamiento…
«El egoísmo que genera el sistema hace que los gobernantes antepongan su éxito personal a su responsabilidad social». Erich Fromm (1900-1980) Psicólogo social de estadounidense
El autor es: Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina
DNI 7788556